Más de un millón de españoles padecen glaucoma, pero la mitad lo desconoce debido a la falta de sintomatología.
Glaucoma, el enemigo silencioso
El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión causa una pérdida progresiva de visión, que normalmente comienza por la periferia del campo visual. Los especialistas suelen calificar al glaucoma como el “enemigo silencioso” ya que, en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la importancia de la detección precoz y el tratamiento en estadios iniciales.
Esa detección se basa en una exploración del fondo de ojo y la medida de la presión intraocular, ambas técnicas sencillas.
«No hay síntomas ni dolor; el paciente va perdiendo la visión de manera imperceptible y progresiva» comenta Juan Carlos Martínez Moral. «La falta de sintomatología hace que el hallazgo sea casual tras una visita al óptico-optometrista por otro motivo, y en otras ocasiones, los pacientes acuden ya demasiado tarde, cuando perciben alteraciones en su campo visual y ya se han producido lesiones severas, que desgraciadamente son irreversibles».
La edad, factor de riesgo
Aunque el glaucoma puede aparecer a cualquier edad, lo cierto es que el riesgo aumenta a partir de los 60 años con una incidencia del 2,1 por ciento. Cifra que asciende al 2,3 por ciento en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 3,5 por ciento.
Pero además, existen otros factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la enfermedad en uno o en ambos ojos; como la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares de glaucoma, miopía elevada (mayor de 5 dioptrías), hipertensión arterial o estar medicado con corticoides.
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Nota de prensa del Día Mundial del Glaucoma