Si de una forma continuada notamos serias dificultades para realizar nuestras actividades cotidianas, como leer, escribir, planchar, dibujar, ver la televisión, conducir un coche o trabajar con un ordenador, entre otras…es muy probable que tengamos algún defecto visual refractivo.
Estas anomalías ópticas (que no son enfermedades), por pequeñas que sean provocan un malestar importante que puede llegar a ser desproporcionado si lo comparamos con la pequeña anomalía refractiva, (miopía, hipermetropía o astigmatismo) que lo causó.
Si tenemos cualquier tipo de problema visual debemos acudir a la consulta de un óptico-optometrista, un profesional de la visión que, tras un completo y adecuado examen visual, prescribirá la compensación óptica más adecuada en cada caso; una solución que sin duda resultará fundamental para la óptima evolución y desarrollo, tanto personal como social del afectado.