Si mantenemos y cumplimos escrupulosamente las recomendaciones de nuestro óptico-optometrista y del fabricante de las lentes acerca de la limpieza y mantenimiento de las mismas, es muy difícil que se puedan dar anomalías oculares debido a su utilización.
Sólo el mal uso de las lentes, la desidia en la limpieza, la inadecuada manipulación y los frecuentes olvidos en su correcto mantenimiento pueden acarrear problemas de incomodidad, intolerancia o incluso infecciones. Además, puedes encontrar dificultades para usar lentes de contacto si tienes:
- Los ojos muy irritados por alergias o por haber estado expuesto al polvo o productos químicos en el trabajo.
- Una glándula tiroides demasiado activa, diabetes descontrolada o artritis grave en las manos.
- Síndrome de "ojo seco" debido a un embarazo, a la utilización de píldoras anticonceptivas, diuréticos, antihistamínicos o descongestionantes.
Los problemas posibles son los siguientes:
- Infecciones oculares de diversa consideración.
- Reacciones alérgicas a las soluciones de limpieza o a las partículas que se depositan en las lentes.
- Inflamación (enrojecimiento) del ojo.
- Pequeñas heridas en la córnea (úlceras).
- Cambio de la forma de la córnea.
- Crecimiento de vasos sanguíneos en la esclera.