Noticias de prensa

29

Ene

2016

Las lentillas cosméticas adquiridas fuera de los establecimientos sanitarios de óptica pueden provocar lesiones oculares

Quedan pocos días para que comiencen las fiesta de los Carnavales y ya son muchos los que tienen sus disfraces preparados para salir a disfrutar de estos días de fiesta. Como complemento de estos disfraces, cada vez es más frecuente el uso de lentes de contacto cosméticas o de fantasía que proporcionan el toque final perfecto facilitando looks más creativos con sus múltiples formas y patrones.

Detrás del aspecto lúdico existen ciertos riesgos si utilizamos lentes de contacto cosméticas sin haber sido prescritas y adaptadas por un óptico-optometrista. Estas lentes no correctoras, diseñadas, únicamente, para modificar la apariencia de los ojos, resultan fácilmente asequibles, en especial a través de Internet, en bazares, centros de belleza y otros establecimientos no autorizados en donde no existe ningún tipo de control ni garantía de seguridad sanitaria.
El presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), Juan Carlos Martínez Moral, insiste en que "las lentes de contacto cosméticas son legalmente productos sanitarios de adaptación individualizada, y deben cumplir los mismos requisitos y parámetros que las lentes compensadoras de la visión, por lo que obligatoriamente deben ser adaptadas por un profesional óptico-optometrista en un establecimiento sanitario de óptica". "Solo un óptico-optometrista puede evaluar si un paciente es apto para la utilización de lentes de contacto, adaptar las lentes de manera correcta y determinar si el paciente puede llevarlas sin que le cause problemas oculares", añade.
Muchas personas que no necesitan corrección óptica utilizan lentes cosméticas o de fantasía de manera puntual, por lo que piensan que no es necesario acudir a un óptico-optometrista y por tanto no son informados de lo importante que es la adaptación personalizada y la manipulación e higiene de las lentes para evitar problemas, de hecho el 90% de los problemas con las lentes surgen por su mala manipulación y dejadez en el mantenimiento, además de la prolongación en el tiempo de uso.
Entre los síntomas que se pueden experimentar se encuentran la sensación de sequedad y arenilla en los ojos, enrojecimiento ocular, irritación e incluso dolor al retirar la lente. Otros riesgos asociados con un uso inadecuado incluyen conjuntivitis, inflamación corneal, reacciones alérgicas, abrasión corneal derivada de una adaptación deficiente y pudiendo llegar a causar pérdida visual.

 

 

 

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